Carta al Amigo Pedro de Octubre de 2007

Cartagena de Indias (Colombia), Octubre de 2007.

Querido amigo:

¡Recibe un cordial, fraternal, caluroso, entrañable, cariñoso y afectuoso saludo! Esperamos que al abrir esta carta portadora de un mensaje de urgencia la dicha te acompañe. Los responsables de este entusiasta saludo, de esta misiva y de estas palabras de S.O.S somos unos jóvenes afrocartageneros que hace varios años decidimos organizar un colectivo de hombres para hablar sobre nosotros mismos, de la H a la S, de nuestras Historias, hOmbrías, Machismos, Borracheras, Récord, Entusiasmos y de nuestros Sexos y Sexualidades. Para botar corriente en la calle junto a un poste de energía eléctrica sobre nuestras formas de ser, sentir, expresar, estar, hacer, actuar, tener y poder como hombres, pero sobre todo para expresar nuestras molestias en torno al sistema de cosas (patriarcal y machista) que convierte las diferencias entre hombres y mujeres en desigualdades, que grita hasta la saciedad, la suciedad y por todos los medios y las medias, la falsa creencia de la superioridad de los manes sobre las nenas y nos hace presos y presas de un modelo de varón y hembra que nos aprisiona incluso antes de nacer.

Convencidos de que la llave de esta prisión y el camino de la liberación es la palabra (creativa y creadora de nuevos sentidos, imaginarios y realidades) y el diálogo (crítico, abierto y honesto), optamos, decididamente, por encontrarnos para hablar de hombre a hombre sobre qué tipo de pelaos queríamos ser, y lo hicimos (todavía lo hacemos) semanalmente en una esquina del barrio, de la ciudad, de la región que según el imaginario y la realidad nacional es una de las regiones más machistas del país. Este mismo imaginario y realidad son los que hacen que muchas personas de otras partes de Locombia se sorprendan al saber que un grupo de hombres negros y costeños se encuentran con el fin de iniciar un proceso de cambio y expresen ideas como “Ver para creer” y “Lo que pasa es que hay hombres peores que ustedes”. Amigo ¿Y tú qué piensas y dices al saber que existe en Cartagena un grupo de hombres como el nuestro? ¿Qué te imaginas?

El motivo de la presente es precisamente decirte que nada de lo que contamos es paja o cuento chino, más bien costeño, que a pesar de las imágenes bien fundadas que tenemos los habitantes de la Costa Atlántica colombiana de ser machistas, hay un significativo número de hombres con ganas de encontrarse para hablarse y transformarse; expresarte que cada semana toca poner un par de sillas más en nuestras reuniones, una para el nuevo compañero que llega y otra para el que pasa y se sienta invitado por nuestro colectivo. Que en el colectivo que llamamos PELAOS empezamos cuatro o cinco pelagatos y ya casi seremos treinta las personas que ocupamos un puesto o lugar en este espacio de reflexión y acción juvenil en perspectiva de género.

La presente también tiene como motivo, manifestarte que se hace urgente no perder esta oportunidad, este momento de efervescencia y calor, de crisis de la patria(rcado), de deseo de muchos jóvenes de recorrer los pasos de liberación de las mujeres feministas y ser ellos mismos unos hombres profeministas, es decir, unos pelaos que apoyan activamente el feminismo y una vida con igualdad, justicia y libertad para mujeres y hombres.

No somos el cien por ciento la cantidad de hombres que agarramos nuestro nuevo equipaje de género y recorremos estos nuevos rumbos, ni siquiera el diez por ciento, pero sí somos muchos los que nos hacemos sentir y le decimos a las mujeres: “Lo siento, te juro que no lo vuelvo a repetir”.

Amigo, es justo y necesario tender el suficiente número de puentes para que los hombres que no estamos acomodados con el sistema de cosas y puestos que hemos heredado, nos encontremos para decirlo y decírselo a los que se sientan tranquilamente sobre las espaldas cansadas de las mujeres. Se requiere poner círculos de sillas en las esquinas, las canchas, los billares, los estadios, las escuelas, las iglesias, las bibliotecas, los medios de información y comunicación, etc., pero también en las casas para que el poquitico de hombres que queremos no seguir siendo victimarios y víctimas del patriarcado y el machismo, seamos un pocotón construyendo relaciones de igualdad y equidad entre los géneros.

Se requiere poner en círculos banquillos, sillones, sofás, butacas en todos los sitios significativos donde estemos los hombres, pero también temas, al principio a manera de preguntas: ¿Qué hacemos las 24 horas del día? ¿Cuáles son nuestras historias de hombres? ¿Qué roles o papeles representamos en la película de la vida? ¿Cuáles son los principales espacios que ocupamos? ¿A qué se debe nuestra ausencia en el espacio cotidiano de la casa? ¿Por qué será que los hombres tenemos a cada rato estar demostrando que somos hombres? ¿Tenemos o no sentimientos los hombres? ¿Si los tenemos por qué no los expresamos? ¿O será que los expresamos de una manera distinta a las mujeres? ¿Los hombres nacemos o nos hacemos? ¿Cómo nos sentimos con nuestra historia, papel y construcción como hombres? ¿Pesa o no esta carga, cruz o equipaje de género que cargamos? ¿Cómo quitarnos estas cargas o cruces? ¿Y qué es eso del género, del feminismo, del profeminismo? ¿Cómo generar prácticas libertarias de hombres y mujeres que hagan posible la transformación de las relaciones de género en la vida cotidiana?

Es necesario que alguien ponga estas preguntas sobre la mesa, pero que antes trace el círculo, consiga y ponga los puestos, dejando siempre uno vacío que convoque a quien pasa, invite y motive a alguno que igual que él tenga la necesidad de desahogarse y navegar a contracorriente por las aguas de la construcción de nuevas masculinidades y nuevas relaciones entre hombres y mujeres.

Para empezar el círculo o colectivo se requiere alguien que no se desespere porque al principio sea “yo con yo” o con el mejor amigo que se presta para todo, que no se moleste porque invitó a un ciento y llegó solo uno, o que al mes o al año apenas sean cuatro o cinco los gaticos que se reúnen. Se necesita alguien que permanentemente esté haciendo el círculo, poniendo las sillas, preparando viejas y nuevas preguntas, extrayendo novedosas respuestas y convocando a viejos y nuevos amigos, pero también a los enemigos (por aquello de la expresión “No le deseo eso ni a mi peor enemigo”). Alguien que haga emerger y circular la palabra entre sus nuevos compañeros de grupo, que no se desespere porque al principio estos sean unos ciegos, sordos y mudos como en la canción de Shakira, brutos, ciegos, sordomudos, torpes, trastes y testarudos en cuestión de género.

Ese alguien puede ser un animador de grupo; un profesor de colegio o universidad; un instructor de danzas folclóricas, modernas o contemporáneas; un entrenador de fútbol, béisbol u otra clase de deporte; un tallerista; un bibliotecario; un sico-orientador; un líder comunitario; un propietario de tienda o zona de juegos donde pasan los jóvenes; un comunicador social o periodista; un hombre, joven o adulto que sea referente para los jóvenes y que desde el puesto o lugar que ocupe se sienta comprometido con la construcción de una masculinidad alternativa y humanizadora desde el encuentro de los hombres jóvenes, sus vidas y palabras. Amigo, ese alguien podrías ser tú. ¿Estarías dispuesto a serlo? Es hora de que los hombres y en especial los hombres jóvenes fundemos nuevas formas organizativas para construir y contar nuevas y mejores formas de ser hombres o insertemos en las experiencias ya existentes la reflexión y acción juvenil en perspectiva de género. Es hora de hacer esto y mucho más y tú querido amigo podrías ser quien marques el paso. ¿Cuándo hacerlo? En la mañana cuando arranca el nuevo día, los jóvenes están despiertos y frescos; al mediodía cuando el sol alumbra sus cabezas e ideas; en la tarde viendo la puesta del astro rey o en la noche bajo la reina luna. Un día de semana para combinar las tareas del colegio o la universidad con la tarea de construir una nueva masculinidad o un fin de semana para mezclar la rumba en la discoteca con la alegría de hablar, por ejemplo, en la biblioteca. En enero cuando empieza el año o en diciembre cuando finaliza, una vez a la semana o al mes, lo importante es cumplir la cita. Cuando se esté dispuesto a hablar sobre sus puestos, a la hora que sea y para las que sea.

Amigo, es hora de estructurar formas organizativas masculinas para poco a poco y en un futuro no muy lejano poder formar una gran red de experiencias que aporte al encuentro colectivo, a la movilización y transformación de las formas de ser hombres y su relación con las mujeres porque una sola golondrina no hace verano. Se hace necesario formar como las aves una bandada con rumbo, aglutinar suficiente gente en torno a la causa de una nueva masculinidad profeminista y pacifista para decir a boca llena que no somos machos, pero sí muchos.

Amigo, el motivo de este mensaje, es precisamente motivarte a que tú seas parte del proceso de fundación de pequeños, pero significativos colectivos de hombres jóvenes que se sienten a pensar y repensar el cuento de la masculinidad. ¿Por qué tú? Porque sabemos que no estás de acuerdo con el papel de macho que te ha tocado representar y coincides con nosotros en que es la hora de que mujeres y hombres construyamos y contemos nuevos cuentos y nuevas historias. Porque sabemos que tienes la chispa para encender la madera de la fogata juvenil; para poner los temas y las preguntas a la hora de hablar; para proponer el juego o la dinámica que sirva para un proceso de educación entretenida; para buscar el motivo de celebración de la vida; para trazar los puntos de partida y de llegada en las caminatas o bicicletadas; para ayudar a fijar el día, la hora, el sitio y el tipo de ropa para la pijamada masculina; para registrar, proyectar y comunicar a los demás en formas creativas, los nuevos descubrimientos como hombres que se cuestionan; para llevarle el paso a las mujeres en sus marchas, movilizaciones y campañas; para poner tu grano de arena en la construcción de nuevos lenguajes, símbolos y representaciones que legitimen prácticas alternativas de vidas personales y colectivas con igualdad y libertad para mujeres y hombres; en fin, para estar al frente de estas y muchas otras actividades de encuentro, diálogo, formación e incidencia que nosotros como colectivo de hombres jóvenes hemos hecho y podrían hacer quienes sigan nuestros pasos.

En definitiva, amigo, el motivo fundamental de la presente carta es invitarte a que así como nosotros hemos seguido los pasos de liberación de las mujeres, tú y otros hombres jóvenes puedan recorrer sus propios caminos, curiosamente, sentándose por primera vez a repensar, construir y proyectar unas nuevas relaciones de género.

No siendo otro el motivo y esperando una pronta y positiva respuesta a nuestra invitación, se despiden de ti,

Fraternalmente, Integrantes del Colectivo de hombres jóvenes PELAOS.